viernes, 11 de marzo de 2011

Importancia del diagnóstico precoz de la retinopatía diabética

¿Qué es la diabetes?
Cuando los niveles de azúcar en nuestra sangre se elevan por encima de lo normal se produce la diabetes. Esta puede ser de tipo I o infantil, en la cual nuestro organismo no fabrica la hormona insulina en cantidades suficientes; o de tipo II o adulta, en la que por más que los niveles fabricación de la hormona insulina sean normales, no hace efecto.
¿Cómo afecta la diabetes a los ojos?
La diabetes puede ocasionar diferentes problemas a nuestra vista: visión borrosa, mayor riesgo de padecer glaucoma o cataratas, parálisis de los músculos oculares, etc.
No obstante, la afectación más importante a nivel de los ojos es la de la retina, que es la parte del ojo encargada de enfocar las imágenes que se perciben. Este trastorno es lo que se conoce como retinopatía diabética, y puede llegar a ser una causa de ceguera. 
La afectación más importantes en los ojos es la de la retina, que es la parte de nuestro ojo encargada de enfocar las imágenes que percibimos. Este trastorno se conoce como retinopatía diabética y puede ocasionar la ceguera.
La retinopatía diabética puede ser de dos tipos:
*   Retinopatía no proliferativa. Es la fase inicial de la diabetes. Al paso de los años los altos niveles de azúcar en sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina. Al volverse estos vasos demasiado frágiles se producen pequeñas hemorragias en forma de punto.
En esta primera fase, la retinopatía diabética no suele presentar síntomas, ya que las pequeñas hemorragias del fondo de ojo producen, y la visión no se ve afectada.
La fragilidad de estos vasos a veces es mayor, y deja escapar fluidos desde el interior de los capilares sanguíneos que, si se depositan sobre la mácula, producen un deterioro visual, sobre todo en la visión central y de cerca.
*   Retinopatía proliferativa. Cuando la enfermedad avanza las alteraciones de la circulación retiniana son mayores, de tal modo que existen zonas de la retina que quedan sin recibir un adecuado aporte de sangre.
Se comienzan a organizar entonces nuevos vasos sanguíneos que tratan de dirigirse hacia estas zonas. A este proceso se le llama neovascularización.
Estos nuevos vasos sanguíneos son muy frágiles, y se puede producir  con facilidad ruptura de ellos, provocando grandes sangrados en el interior del ojo, que hacen que la persona pierda la visión de un modo repentino.

¿Cómo se diagnostica?
Un diagnóstico lo más precoz posible es la mejor protección contra la retinopatía diabética. 
La probabilidad de la aparición de la retinopatía diabética se hace máxima a partir de los 20 años de evolución de la diabetes. Por este motivo todos los diabéticos deben realizar revisiones periódicas con su oftalmólogo que incluyan exámenes de fondo de ojo para evitar el riesgo.
La angiografía fluorescéinica es una de las pruebas diagnósticas más importantes. En esta prueba un contraste es inyectado a través de la vena del paciente. Cuando el contraste llega al ojo a través de la corriente sanguínea , el oftalmólogo toma fotografías, de tal manera que pueda detectar las zonas en las que los vasos dejan escapar contraste, así como aquellas zonas en la que el contraste no llega de manera adecuada al ser zonas con déficit circulatorio.
¿Cuál es su tratamiento?
Los tratamientos que se pueden emplear dependiendo del tipo de retinopatía diabética son diferentes:
*       Tratamientos con fármacos. Son útiles para mejorar la circulación retiniana, y para disminuir la fragilidad de los vasos. Su eficacia es, sin embargo, muy limitada.
*       Fotocoagulación con láser. Consiste en sellar aquellos puntos por los que se escapan los fluidos hacia la retina. Normalmente se suele completar en varias sesiones, y es muy útil cuando la retinopatía diabética todavía se encuentra en una fase no proliferativa o proliferativa en sus fases iniciales.
*       Vitrectomía. Es una técnica quirúrgica que se utiliza sobre todo en aquellos pacientes que presentan un sangrado importante en el interior del ojo. Gracias a ella se limpia el ojo de esta sangre.
No obstante, todas estas medidas deben ser acompañadas por un estricto control por parte del diabético de las cifras de azúcar en sangre, puesto que, a fin de cuentas, ésta es la verdadera causa del problema. 


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